Esta semana una asociada (la gente que tiene las habitaciones y las alquila) me contaba que cuando llegó su nueva huésped (una guatemalteca muy simpática) la invitó a almorzar en su casa con toda su familia. Eso un lindo detalle.
Me acuerdo una vez que estaba en un hotel y cuando llegué a la noche de dormir, había un bomboncito sobre mi almohada, eso fue algo lindo que todavía recuerdo.
No estamos obligados a darles de comer a nuestros extranjeros, pero de vez en cuando esos detalles son importantes para ellos. Algunos asociados los invitan a cenar los primeros días para que se vayan integrando, otros los sacan a pasear por el barrio para que vayan conociendo el lugar, y están aquellos que los invitan a reuniones familiares o salidas de amigos.
En el contrato no dice que tenemos que ser amigos de nuestros inquilinos, pero a veces son lindos esos detalles. Yo creo que alguien que está fuera de su país, de sus costumbres, valora muchos esos pequeños gestos.
Espero que este consejo les sirva.
Saludos,
Vale.
Un detalle vale más que mil palabras.